martes, 23 de noviembre de 2010

En Asturias Semanal año 1969

CARAVIA, UN PROBLEMA SIN SOLUCIÓN
NO HAY AVENENCIA ENTRE "FLUORUROS, S.A." Y LOS CARAVIANOS
LA EMPRESA PROPONE:
  • Un proyecto de vertido de aguas residuales que entorpece la circulación del vecindario.
  • Un nuevo plan de explotación que afecta al centro del casco urbano.
  • Una tasación de daños que sería gravosa para la economía del pueblo

EL PUEBLO EXIGE:
  • El retorno a sus propietarios de los terrenos sometidos a explotación.
  • Un canon del 15 por 100 sobre la explotación para realizar el traslado de población y no quedar sin medios de subsistencia.





"Asturias por Caravia". Este slogan, que circuló por las carreteras regionales y nacionales durante un tiempo, encerraba un problema grave: el enfrentamiento de los vecinos de un pueblo a una empresa que necesita su solar para la explotación minera. La cuestión alcanzó resonancia en todo el país, pero fue apagándose gradualmente. ¿Qué pasó en Caravia? A esta pregunta, que vuelve a circular en la calle, damos hoy respuesta.
Previa petición de la empresa "Fluoruros S. A.", tuvo lugar el primero de febrero de este año un diálogo aierto entre el consejo de administración de la misma y la junta vecinal de Caravia. El presidente del consejo expuso sus puntos de vista acerca de tres problemas sustanciales y aportó soluciones. Esos puntos eran:
1.º Evitar el enturbiamiento de las aguas marinas por efecto de las operaciones de lavado del espatofluor.
2.º Un proyecto de labores a cielo abierto que respeta el casco urbano de Caravia.
3.º Reparación de los inmuebles afectados por los trabajos de la empresa. Deseoso de que el diálogo iniciado en esta reunión tuviera continuidad, se ofreció a buscar soluciones -en la medida de las posiilidades de la empresa- a cuantos problemas surgieran en el pueblo en relación con la explotación minera; para lo cual encomendaa a la gerencia la misión de informarle de todas las necesidades y se comprometería a resolverlas en cuanto le fuera posible.
Manifestó asimismo la conveniencia de seguir buscando cauces a un entendimiento integral al margen de todo formalismo, delegando en el abogado de la empresa la continuación de todas las gestiones; cosa que hicieron a su vez los vecinos de Caravia, quedando la cuestión planteada a nivel de diálogo amistoso entre letrados.
En apariencia, el problema de Caravia, que llegó a interesar a la opinión pública española quedaba prácticamente encaminado hacia una solución satisfactoria para todos.


UN MALENTENDIDO INICIAL

Desgraciadamente, otra es la realidad. Nada está resuelto y, aunque en diferentes términos, la cuestión sigue siendo problemática. Para dar respuesta a los muchos interrogantes que circulan acerca de ella, y para colocarla en sus límites reales - hemos recabado información de primera mano de los vecinos de Caravia. Tenemos que hacer constar que nos interesa igualmente la posición de la empresa, a la que forzosamente deemos renunciar dada su repugnancia a la presencia de los medios informativos en sus negociaciones ( aunque éstas abarquen una cuestión indiscutible interés público). Condición impuesta por "Fluoruros S. A." para que la citada reunión de febrero tuviese lugar, fue la total ausencia de informadores e incluso cuando se consideró conveniente difundir entre todo el vecindario de Caravia los términos de la conversación mantenida, se pidió una absoluta marginación de la prensa.
Pues bien: los vecinos de Caravia enjuician así la situación actual:
- En aquella reunión expuso el presidente del consejo sus puntos de vista, cosa que no hicimos nosotros por entender que la propuesta de que continuase la negociación a nivel de abogados suponía la apertura de un diálogo en el que todos y cada uno de los problemas irían siendo examinados. ¡Cuál no sería nuestra sorpresa al comprobar que lo que entendíamos como punto de partida era para la empresa algo así como un final feliz y una solución definitiva al problema! A su entender, las proposiciones manejadas en la reunión habían sido aceptadas por nosotros y lo qu eno fuera más que una toma de contacto tenía la fuerza vinculante de un convenio. Nada, sin embargo, fue convenido, ni mucho menos pactado legalmente.
- ¿No estuvieron de acuerdo en marginar los formalismos?
- Sí, pero solamente en el sentido de iniciar un diálogo sin entablar acciones jurídicas. Fuimos sorprendidos en nuestra buena fe. Es fácil comprender que ningún convenio puede surgir de una conversación en la que sólo habla una parte, permaneciendo callada precisamente la que tiene la responsabilidad mayor y los puntos de vista más importantes para el pueblo de Caravia.
- ¿A qué obedeció esa actitud, en su criterio?
- La empresa intentaba ofrecer a la Administración pública una imagen de unidad y avenencia con los vecinos. Evidentemente, en aquella conversación llegamos a una conformidad. Pero esta conformidad tenía un carácter diferente para ellos. Nosotros estábamos conformes solamente en dialogar, en buscar un entendimiento, en seguir adelante sin engorros legalistas. Después de aquellas palabras de bondad, ampliamente fraternales, que nos aseguraban un diálogo fuera de todo formalismo, y nos auguraban el entendimiento total ( es decir, cuando consideraron ganada la voluntad de la Administración pública), entonces sacaron a la luz todo el aparato de la legalidad, las normas jurídicas, las competencias y las jurisdicciones. Esto no fue lo hablado...

TRES SOLUCIONES RECHAZADAS:

La contradicción, el malentendido que expresan estas palabras revela ya de principio una actitud por parte de la empresa y por la del pueblo. Pero vayamos a los hechos.

- En definitiva, las soluciones enunciadas por el presidente del consejo, ¿son aceptables por el vecindario de Caravia?
- De ningún modo. El 4 de marzo de éste año presentó "Fluoruros S. A." al ayuntamiento un proyecto de vertido de aguas residuales al mar. Este proyecto consiste en un recorrido que cubre mil quinientos metros de caminos públicos (500 de la carretera a la playa y 1.000 del camino existente en la Ería de Caravia Baja, donde hay unas doscientas posesiones de los vecinos). En época de labor de playa, el Ayuntamiento no podía autorizar unas obras que interrumpen a la comunidad. Examinando el proyecto, fue reexpedido a la empresa para su modificación. Una vez practicada esta, el Ayuntamiento decidió diferir el permiso porque seguía obstruyendo la circulación.
-De todas formas, este nuevo sistema de vertido de aguas ¿evitaría el enturbiamiento de aguas marinas en el litoral de toda la zona?
- No. El proyecto es legal puesto que la ley consiente el vertido de aguas entre acantilados. En lugar de salir a la playa de la Espasa, el barro desembocaría en unos cantiles: pero las corrientes y los vientos seguirían extendiéndolo por todo el litoral. Y hay que considerar además el fermento de división entre el Ayuntamiento y los vecinos que implicaría el hecho de autorizar aquél una obra que perjudicara a éstos...