Los usuarios de la N-632 rechazan su inclusión entre las carreteras más peligrosas de España
Los vecinos de los pueblos del Oriente atravesados por la vía de la costa no recuerdan accidentes graves en años Aseguran que la falta de tráfico hace segura la conducción, pero denuncian carreras durante los fines de semana
26.12.07 -
MARCO MENÉNDEZ
No están de acuerdo. Los vecinos de la carretera N-632, en el trecho que discurre entre Berbes (Ribadesella) y Venta de las Ranas (Villaviciosa), rechazan que se considere de alto riesgo de sufrir un accidente como hace un reciente estudio. Y para ello recurren a los hechos, pues aseguran que hace varios años que no se registran accidentes con víctimas mortales o heridos de gravedad.
Monchi es el taxista de Caravia. Durante 19 años trabajó como camionero por todo el Oriente de Asturias. Se muestra taxativo y asegura que «en esta carretera no hay accidentes. Sólo hay que tener un poco de cuidado en el tramo entre Berbes y Colunga -de 11,8 kilómetros-, porque hay bastantes curvas y algunas zonas sombrías, pero hay muy poco tráfico. Durante el verano aumenta algo la circulación, pero no tiene nada que ver con el tráfico que había antes de que se abriera la autovía del Cantábrico».
Lo cierto es que cuando se circula por ese tramo apenas se encuentran más vehículos, a pesar de que en las inmediaciones existen dos minas y un lavadero de mineral, pero los vecinos, como Carlos, propietario de la sidrería del mismo nombre en Caravia, asegura que «pasan 20 ó 25 camiones y no todos los días, pues lo hacen dependiendo de las necesidades del lavadero. Pasan días y no circula ningún camión por esta carretera».
Tienen que tirar de la memoria para acordarse de algún accidente mortal en este tramo y han de remontarse a «hace unos quince años, cuando un chaval en moto chocó de frente contra un camión y fue porque le dio el sol de frente y quedó deslumbrado. Por otro lado, hace unos dos años, un conductor inglés se equivocó en una rotonda y la hizo por la izquierda, colisionando contra otro coche, pero sólo hubo heridos leves», asegura Monchi.
Hábito
La apertura de la autovía del Cantábrico ha aportado mucha seguridad a esta carretera. Es cierto que cuenta con una calzada muy estrecha, sin arcenes y en la que es difícil superar los 70 kilómetros por hora hasta que se llega a la larga recta de La Griega. Se trata de una carretera para conducir, un hábito que muchas personas están perdiendo al utilizar sobre todo las autovías.
El segundo tramo marcado en negro por el informe EuroRap es el Colunga-Villaviciosa. Son 17,6 kilómetros en los que hay menos curvas cerradas, pero cuenta en el medio con la subida a la Venta del Pobre. El tráfico es escaso y como prueba es el hecho de que algunos vecinos incluso barren la calzada cuando algún vehículo deja alguna mancha de tierra. Al igual que en el anterior, este tramo tiene un firme estrecho pero en un estado impecable y las zonas que han tenido que ser desviadas debido a la construcción de la autovía han ganado considerablemente en anchura y seguridad.
Un punto 'caliente' de este tramo sí puede ser la glorieta de Selorio, que da acceso a la playa de Rodiles, pero según los vecinos no por su peligrosidad, sino por los atascos que se generan los fines de semana, sobre todo durante los meses estivales.
El tercer tramo considerado de alto riesgo de esta carretera es el Villaviciosa-Venta de las Ranas, un trecho de 12,4 kilómetros que cuenta con la subida al alto del Pedroso. Pero este tramo mantiene las mismas características que los anteriores, es decir, curvas cerradas, firme estrecho pero en excelentes condiciones, falta de arcenes y numerosos guardarraíles a los que se les ha incorporado una lámina inferior para evitar accidentes de los motoristas. Hay otra nota en común: la práctica ausencia de tráfico.
Francisco Barro tiene su casa en La Carcabada, en plena subida al Pedroso desde Villaviciosa, con una privilegiada vista del valle que alberga el campo de golf maliayo. Asegura que en la actualidad apenas circulan por la zona tres autobuses de línea en cada sentido y muy pocos automóviles, ya que la mayoría prefiere circular bien por la autovía o por la carretera de El Gobernador.
Falta de vigilancia
Eso sí, en los fines de semana cambian las cosas. Este vecino asegura que «lo más peligroso son las motos, porque hay una gran cantidad de ellas y hacen carreras. Últimamente, esta carretera está poco vigilada por la Guardia Civil, con lo que la gente joven viene a hacer rallies por aquí. Pero creo que lo peor son las motos porque, cuando se inclinan para tomar una curva, acaban invadiendo el carril izquierdo, lo que puede provocar que un día haya un accidente grave».
Quitando esos hechos puntuales de los fines de semana, Francisco Barro indica que «durante los días de semana el tráfico bajó mucho» y basta permanecer veinte minutos parado en la carretera para comprobar que sólo pasan en ese tiempo cinco turismos y a una velocidad muy moderada.
Lo que sí parece es que esta carretera considerada por EuroRAP de alto riesgo es perfecta para disfrutar de una conducción tranquila y de unos parajes que hasta la apertura de la autovía del Cantábrico eran imposibles de contemplar por los conductores, debido a las duras condiciones que ofrece el tráfico. Hoy, todo ha cambiado y hay una cosa de la que los vecinos están seguros: esta carretera no es peligrosa.
La noticia en el periódico El Comercio
No están de acuerdo. Los vecinos de la carretera N-632, en el trecho que discurre entre Berbes (Ribadesella) y Venta de las Ranas (Villaviciosa), rechazan que se considere de alto riesgo de sufrir un accidente como hace un reciente estudio. Y para ello recurren a los hechos, pues aseguran que hace varios años que no se registran accidentes con víctimas mortales o heridos de gravedad.
Monchi es el taxista de Caravia. Durante 19 años trabajó como camionero por todo el Oriente de Asturias. Se muestra taxativo y asegura que «en esta carretera no hay accidentes. Sólo hay que tener un poco de cuidado en el tramo entre Berbes y Colunga -de 11,8 kilómetros-, porque hay bastantes curvas y algunas zonas sombrías, pero hay muy poco tráfico. Durante el verano aumenta algo la circulación, pero no tiene nada que ver con el tráfico que había antes de que se abriera la autovía del Cantábrico».
Lo cierto es que cuando se circula por ese tramo apenas se encuentran más vehículos, a pesar de que en las inmediaciones existen dos minas y un lavadero de mineral, pero los vecinos, como Carlos, propietario de la sidrería del mismo nombre en Caravia, asegura que «pasan 20 ó 25 camiones y no todos los días, pues lo hacen dependiendo de las necesidades del lavadero. Pasan días y no circula ningún camión por esta carretera».
Tienen que tirar de la memoria para acordarse de algún accidente mortal en este tramo y han de remontarse a «hace unos quince años, cuando un chaval en moto chocó de frente contra un camión y fue porque le dio el sol de frente y quedó deslumbrado. Por otro lado, hace unos dos años, un conductor inglés se equivocó en una rotonda y la hizo por la izquierda, colisionando contra otro coche, pero sólo hubo heridos leves», asegura Monchi.
Hábito
La apertura de la autovía del Cantábrico ha aportado mucha seguridad a esta carretera. Es cierto que cuenta con una calzada muy estrecha, sin arcenes y en la que es difícil superar los 70 kilómetros por hora hasta que se llega a la larga recta de La Griega. Se trata de una carretera para conducir, un hábito que muchas personas están perdiendo al utilizar sobre todo las autovías.
El segundo tramo marcado en negro por el informe EuroRap es el Colunga-Villaviciosa. Son 17,6 kilómetros en los que hay menos curvas cerradas, pero cuenta en el medio con la subida a la Venta del Pobre. El tráfico es escaso y como prueba es el hecho de que algunos vecinos incluso barren la calzada cuando algún vehículo deja alguna mancha de tierra. Al igual que en el anterior, este tramo tiene un firme estrecho pero en un estado impecable y las zonas que han tenido que ser desviadas debido a la construcción de la autovía han ganado considerablemente en anchura y seguridad.
Un punto 'caliente' de este tramo sí puede ser la glorieta de Selorio, que da acceso a la playa de Rodiles, pero según los vecinos no por su peligrosidad, sino por los atascos que se generan los fines de semana, sobre todo durante los meses estivales.
El tercer tramo considerado de alto riesgo de esta carretera es el Villaviciosa-Venta de las Ranas, un trecho de 12,4 kilómetros que cuenta con la subida al alto del Pedroso. Pero este tramo mantiene las mismas características que los anteriores, es decir, curvas cerradas, firme estrecho pero en excelentes condiciones, falta de arcenes y numerosos guardarraíles a los que se les ha incorporado una lámina inferior para evitar accidentes de los motoristas. Hay otra nota en común: la práctica ausencia de tráfico.
Francisco Barro tiene su casa en La Carcabada, en plena subida al Pedroso desde Villaviciosa, con una privilegiada vista del valle que alberga el campo de golf maliayo. Asegura que en la actualidad apenas circulan por la zona tres autobuses de línea en cada sentido y muy pocos automóviles, ya que la mayoría prefiere circular bien por la autovía o por la carretera de El Gobernador.
Falta de vigilancia
Eso sí, en los fines de semana cambian las cosas. Este vecino asegura que «lo más peligroso son las motos, porque hay una gran cantidad de ellas y hacen carreras. Últimamente, esta carretera está poco vigilada por la Guardia Civil, con lo que la gente joven viene a hacer rallies por aquí. Pero creo que lo peor son las motos porque, cuando se inclinan para tomar una curva, acaban invadiendo el carril izquierdo, lo que puede provocar que un día haya un accidente grave».
Quitando esos hechos puntuales de los fines de semana, Francisco Barro indica que «durante los días de semana el tráfico bajó mucho» y basta permanecer veinte minutos parado en la carretera para comprobar que sólo pasan en ese tiempo cinco turismos y a una velocidad muy moderada.
Lo que sí parece es que esta carretera considerada por EuroRAP de alto riesgo es perfecta para disfrutar de una conducción tranquila y de unos parajes que hasta la apertura de la autovía del Cantábrico eran imposibles de contemplar por los conductores, debido a las duras condiciones que ofrece el tráfico. Hoy, todo ha cambiado y hay una cosa de la que los vecinos están seguros: esta carretera no es peligrosa.
La noticia en el periódico El Comercio
Peligrosa no sé .. ahora revirada... jajajaja
ResponderEliminarPara ir de Oviedo a Caravia tenía que parar en Villaviciosa (para vomitar!!!! jajajajajajajajaja)
¿Y lo bien que aprendimos todos a dar las curvas? La nueva generación con la autopista no va a darlas tan bien. jajaja
ResponderEliminarLo de las motos tiene coña. Parece que hay carreras desde que abrieron la autovía. La verdad es que cualquier motero que se precie tiene que hacer un "Pedrosu". Pero no se trata de carreras, sino de pasar la "chicane". O sea, que es un tramo de unos 300 metros, a lo sumo, y dar la vuelta. Además con esas curvas nunca se coge mucha velocidad. Esto lo suelen hacer motos de hasta 250 cc, pues los que tienes motocicletas más grandes prefieren hacer un buen tramo como es la Espina o algún otro puerto, pero nunca arriesgando. Los moteros que son realmente peligrosos son los que no llevan casco, porque no tienen cabeza, ¿lo pilláis? Dejadlo, típico chiste de moteros. Un saludo.
ResponderEliminarEstán cambiando los quitamiedos por esa zona, algo es algo..
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