Penetraron cansados, torvos y entumecidos.
Del mar llegaba el eco del ronco caracol.
Eran tres capitanes de músculos fornidos,
turbia mirada y rostro tostado por el sol.
Bebieron. El más joven brindó por el tesoro
del amor, quitaesencia de todos los placeres.
Otro vació su vaso y brindo por el oro...
-Con el oro, me importan un bledo las mujeres.
Y el capitán más viejo, con voz serena y fuerte,
dijo sin entusiasmo: - Yo brindo por la muerte,
que me dará el descanso en mi postrer jornada,
porque en los huracanes del fondo de mi vaso
veo naufragar ahora mi vida de fracaso,
¡que pudo serlo todo y nunca ha sido nada!
Jose María Uncal, 1961. El brindis de los tres capitanes. (Poemas del mar, de los puertos y del hampa)
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